martes, 3 de enero de 2017

Ser Yoruba



 















Pertinente Introducción

El ser humano, a lo largo de su historia como ser social, ha preservado para la posteridad los más loables valores y preceptos de vida, que -transferidos a las generaciones futuras- pretenden pautar en éstas las mejores recomendaciones en torno a una vida satisfactoria en todos los ámbitos de su desarrollo individual y colectivo.


Esa información de antigua data es el ADN cultural y espiritual en la conformación de la sociedad humana; esta carga valorativa reside ineludiblemente en un transmisor primario llamado ancestro, quien encarna la mayor experiencia en diversas materias de la convivencia, el estudio y el conocimiento, cuyo papel es la preservación del acervo cognitivo de la sociedad a la que pertenece. Por tal motivo, todas las sociedades en la actualidad convergen en el concepto universal que otorga el reconocimiento colectivo hacia este mayor poseedor de información, llamándolo: Sabio, y a la información que posee: Sabiduría. 

Partiendo de este hecho concreto, podemos decir entonces que los sabios son hombres y mujeres con un cúmulo de información constatada luego de transcurrido el ensayo y error pertinente para que se produzca el aprendizaje con una experiencia recabada en el estudio de un hecho, fenómeno particular o simple experiencia de vida.

A lo que vamos

La conjura necesaria para dar paso al latinoamericano fue la mezcla de todas las pieles, culturas y creencias, y así nos hicimos de un continente de acervo mestizo, híbrido y mixto, del cual se hizo posible lo que hoy día somos como Sociedades Americanas.

Por ello, el ser Yoruba en este continente tiene más asidero en la Regla de Osha – Ifá establecida por nuestros mayores afrocubanos que en la lejana tradición nigeriana, pues por razones propias de la distancia, los primeros que llegaron con la colorida gama de fe africana tuvieron que unirse y resolver con lo que tenían a mano ante las condiciones adversas impuestas por su opresor, forjando una nueva práctica religiosa dónde: se hacen misas católicas a los muertos, se inicia en Mayombe, se usa el estado de trance en misas espiritistas, al mismo tiempo que se consagra en kariosha y se lleva a los Iyawoses a tocar la puerta del templo de un dios distinto y distante al Panteón Yoruba.

De ahí que Olúo Popó sea menos popular que San Lázaro, que Santa Bárbara supere en seguidores a Shangó el Alafin de Oyó. Sin llegar a conclusiones prematuras, podemos asentir que con el llamado sincretismo se vale todo y todo cabe, siendo cada vez más lejana la preocupación de los religiosos por el estudio serio del ser Yoruba que se forjó en Cuba, simplificando a juicio y gusto particular del practicante la liturgia y lo que considere conocimiento, incurriendo en muchos casos en el desestimo del dogma, del corpus ético y litúrgico, que existe pero no se estudia o se desconoce, por lo que se reproduce información dispersa como calco y copia de lo que otro repite sin reflexión alguna de su procedencia o que cónclave de mayores son su fuente.

Paréntesis

La mayoría de los sacerdotes, sacerdotisas e iniciados en la fe yoruba en occidente, en específico Latino América, somos producto de la diáspora africana que llegó a este continente luego de la trata esclavista europea, por ende, mucho de lo que tenemos como acervo religioso y cultural tiene en sí elementos originarios de la áfrica materna y mucho de lo propio de esta región, haciendo de nuestra práctica religiosa una forma mestiza de ser Yorubas.

Cuba fue el punto de partida en América que dio paso a la expansión de Ifá / Osha y debe entenderse con esto, que también se transfirió al resto del continente mediante la religión la cubanidad, es decir, la cultura y modos del ser religioso en cuba. Ejemplo de ello tenemos que muchas palabras provenientes de los modismos cubanos se usan en Colombia o Ecuador o Venezuela en medio del uso litúrgico del lucumí yoruba, así como también, observamos en algunos religiosos no cubanos la hilarante actitud de cambiar sus acentos naturales al modo cubano al hablar de Osha o Ifá, cometiendo el desatino de creer que la trasferencia de información religiosa  estrechamente ligada a cuba cobra autenticidad en el uso del acento del pueblo antillano.

Soy yoruba

Nuestros mayores religiosos -bajo la guía de sus antecesores en dicho rol- han tenido que transitar el escabroso camino del ensayo y error para ir descubriendo la eficacia de los métodos adaptados a este continente, y pulsar por una inevitable evolución religiosa luego de que la fe Yoruba trascendiera la frontera del continente africano. Por el cual, este hecho naturalmente humano lleva consigo qué la practica en si misma tenga de cada uno de nosotros un enfoque particular que es parte de toda la suma de formas para ejercer el fondo, más claro aún, cada uno de nosotros suma a la práctica y a la conformación de los métodos de práctica de la liturgia religiosa, sin que esto derogue o eche al olvido la base constitutiva del conocimiento, y la experiencia ya sistematizada de nuestros mayores.  

Sin embargo, cada vez hay menos reflexión individual y colectiva en la actualidad respecto al ser Yoruba en este continente, con una raíz africana que no se moderniza o se resume o corrompe por razones de practicidad al servicio del desconocimiento, que genera un aluvión de interrogantes a quienes desean saber nuestra idiosincrasia, da motivos a quienes nos atacan e infunde desconfianza en quienes quisieran sumarse a la vida religiosa. Y el problema no es otro más que el no tener claro el camino de lo que se es, y es más fácil asumirse en el moquete de santeros impuesto por el opresor, y practicar a la deriva una mutación de algo que parece yoruba. Dicho esto, debemos afrontar sin ánimo de encarnar algún prejuicio, que también como hecho humano lo negativo viene impreso en el hecho religioso y decanta ineludiblemente en el decir: si mal lo aprendiste mal lo enseñarás. 

Hay que asumir que somos yorubas, producto de una diáspora acantonada en cuba y mestizos como todo este continente, que tenemos una corriente histórica y cultural que nos define y reside en nuestros mayores y en la cadena jerárquica que tenemos en cada casa pues todos devenimos de un linaje, acudamos al estudio, a la preocupación del: cómo se hace, por qué se hace, dónde nace, cómo se dice y qué significa, sin que haya más limitaciones que las de interés propio del ser religioso y lo que podamos encontrar en esa búsqueda de conocimiento.  



¡Eshu es aseidad! Ashé to iban Eshu

Centauro Saher / Awó ni Orumila Iwori Ogundá

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