La etimología de la palabra demonio proviene del griego daimon. Daimon significa sabio. A su vez Lucifer viene del latín y significa el portador de luz. Diablo proviene del griego diabolo que significa calumniador, el que provoca pelea, discordia y/o división. Más aún tenemos a Satanás que proviene del hebreo Shaitán cuyo
significado es el obstáculo, el que obstruye, el que se opone. También
para los Yorubas existe una deidad conocida como Elenini.
La misma, se
asocia con el obstáculo y el infortunio. Interesantemente, Elenini, a
pesar de cobrar materialidades reales, dependen de los miedos, temores,
dudas, rabia, tristeza y soberbia del ser humano para poder
manifestarse. En este sentido el verdadero enemigo reside adentro, no es
externo. Quién único puede derrotar a uno es uno mismo.
Mediante Ifa los seres humanos tienen la habilidad de
hacer una especie de radiografía existencial donde sale a relucir lo que
reside en los abismos recónditos del inconciente. Mejor conocido entre
los Yoruba como Orí-Inú: el ser dentro del ser, una de las
manifestaciones primordiales de Orí. El concepto de Orí es medular
dentro de la cosmovisión Yoruba. En ello, se concentra todo un cuerpo de
filosofía y entendimiento de la realidad extremadamente rico y profundo
en sabiduría cuyo entendimiento ayuda al ser humano vivir una vida
plena y autorealizada.
Orí se asocia con el concepto del destino. Hay un
refrán Yoruba que dice “El destino es buen carácter, el buen carácter
es el destino”. Por tanto, dentro de la concepción del destino Yoruba,
existe un potencial de vivencias que dependiendo de nuestras
desciciones, acciones y buen carácter nos llevarán por el camino de una
vida próspera y larga. Esto no significa una vida sin adversidad,
tristeza ni sufrimiento. Más bien acentúa la importancia de prevalecer
con buen carácter frente la adversidad, la tristeza y el sufrimiento. En
su eventual resolución se desata nuestro potencial humano en su máxima
expresión productiva.
Resulta importante compartir el siguiente refrán
Yoruba “si solo comemos alimentos dulces y evitamos el amargo de la nuez
de Kola, toda la comida perdería su sabor”. La vida seguirá siempre
siendo la vida, con sus altos y bajos, alegrías y tristezas. No
obstante, lo que garantiza que nuestras vidas cumplan un propósito de
sentirnos autorealizados depende, en gran medida, de vivir en armonía
con nuestro Orí. Orí juega un papel fundamental en nuestro desarrollo
como ser humano. De nuestro Orí depende si tenemos las cualidades
desarrolladas para poder vivir con un buen carácter. Por ejemplo, el
espíritu no puede entregar lo que la cabeza no acepta. Las bendiciones
que puedan existir en nuestros caminos pueden ser obviadas facilmente si
no vivimos en un estado de conciencia centrado en el ahora, en el
presente. Si se vive en el pasado, no estas en el presente y por lo
tanto no puedes visualizar el futuro. Se ha perdido la capacidad
transformar nuestra realidad del presente.
Orí es un concepto sencillo con muchísima
profundidad. Constantemente Orí está en transformación, tanto positiva
como negativa. Ifa nos enseña a como armonizar y balancear otras
dimensiones inherentes de Orí como lo son la mente lógica, el
corazón/emociones constanemente contrapuntiando con lo que se puede
llamar alma/espíritu y nuestro propósito en la vida. El balance de estos
elementos es lo que muchas tradiciones se refieren a la sincronización
de cuerpo, alma y mente. Dicha sincronización, y el estado de conciencia
que de ella emana, nos transforma como seres humanos listos para
encarnar las experiencias de vida que el destino depara para nosotros.
Hasta una próxima, Paz y Ashé…
Artículo tomado del portal TemploYorubaPR (Templo Yoruba Puerto Rico)
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